El oso corregido


El oso
Mario es un hombre inteligente y amistoso, tiene una hija que se llama Lara, que tiene siete años, es miedosa, caprichosa, pero muy divertida.

Para Navidad se fueron a Tandil a una cabaña oscura, lejos de la ciudad y muy tenebrosa. Lara tenía miedo, pero el papá la cuidaba de todos sus temores.

Al otro día era Navidad y abrió su regalo; era un oso de peluche que lloraba o reía li le hacían cosquillas. Ella se emocionó al recibirlo, nadie sabía la verdad de ese muñeco: si lo mojabas se volvían feos y peligrosos.

Mario escuchó ruidos mientras Lara se bañaba. Entonces, fue a ver qué pasaba. Lara gritaba porque su muñeco se había vuelto muy agresivo, con piel pegajosa y una mirada muy tenebrosa. Mario le pegó una patada, agarró a Lara y salió corriendo. Se encerraron en una habitación. Lara se cambió y estuvieron ahí un buen rato.

Hicieron un plan. Lara correría hacia un lado del pasillo, mientras el oso la perseguía y Mario correría hacia el otro lado e iría a la cocina por agua y comida. A las tres, dijeron; y corrieron, Lara no daba más con sus cortas piernas, pero siguió corriendo. Mario, en la cocina, agarró agua y fue a la pieza. Ella llegó a la cocina, agarró comida, corrió a la habitación y se encerraron otra vez.

Durmieron en la habitación hasta el otro día y cuando se despertaron, el oso ya no estaba. Llamaron a la policía y le contaron lo sucedido: que lo habían comprado en un lugar temible, pero a la vez maravilloso por las cosas extrañas que había en ese lugar.

Había un hombre, tenía arrugas, lo que indicaba que era bastante grande. Tenía puesto un mameluco de trabajo.

-Hola, me llamo Juan- dijo el hombre.

-Buen día, yo el otro día vine a comprar un juguete- dijo Mario- pero se volvió loco por que sin querer mi hija lo mojó.

-En la caja decía que no ce podía mojar, para parlo solo tiene que quemarlo-afirmó el hombre.

-Gracias por su ayuda- respondió Mario.

Fueron rápido a la cabaña por que sabían que iba a volver. Hicieron un plan que consistía: en que Lara correría hacia el parque y el oso la perseguiría, un policía prendería un fósforo y lo arrojaría sobre el muñeco. Cuando se quemara el muñeco, Mario apagaría el incendio con un matafuego que había en la casa.

Así pudieron acabar con el monstruo. El señor Juan fue preso por hacer un muñeco tan peligroso y no tener ningún tipo de permiso.

Antes de que lo arrestaran, Juan había mojado todos los muñecos que tenía guardados; entonces fueron todos a la casa de Mario y Lara que habían vuelto a su hogar. Los estaban esperando. Empezaron a perseguirlos; menos mal que todavía la policía estaba cerca. Se subieron a la patrulla y los lograron quemar con los fósforos.

Volvieron a su casa tranquilos y calmados. Fueron a descansar. Por suerte, nada más les pasó, cuando Lara creció todavía les tenía miedo a los osos de peluche

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